Cuando Picasso 'imitó' a Goya

Para abrir boca

La inédita exposición 'Goya en la mirada de Picasso. Grabadores', que se exhibe en València, explora la influencia de Goya en el pintor malagueño

"Picasso, en el fondo, quiere pertenecer a ese grupo de grandes maestros como Goya, Velázquez o El Greco y los interpreta y dialoga con ellos", relata la comisaria de la exposición

Los cuadros de Goya y Picasso que se 'enfrentan' en la exposición.

Los cuadros de Goya y Picasso que se 'enfrentan' en la exposición. 

Fundación Bancaja

En 1895, durante una escala en Madrid cuando volvía con sus padres de vacaciones, un joven Pablo Picasso descubrió la obra de Francisco de Goya en el Museo del Prado y quedó impactado. Tres años más tarde, explica la doctora en Historia del Arte y Cultura Visual Lola Durán Úcar este majestuoso museo madrileño se convertiría en el refugio de Picasso a quien la enseñanza “rígida y conservadora” de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando le incomodaban. “En sus visitas al Prado Picasso crece como artista”, apunta Durán.

Lee también

Goya, pintor contemporáneo

Fernando García
'El 3 de mayo en Madrid' o 'Los fusilamientos' (1814), de Francisco de Goya y Lucientes

Los paralelismos entre el pintor malagueño y el célebre artista aragonés quedan recogidos en la inédita exposición Goya en la mirada de Picasso. Grabadores, una muestra inaugurada la semana pasada en la Fundación Bancaja de València. La exhibición, que podrá visitarse hasta el próximo 25 de julio, explora la presencia del legado de Goya en la producción de Pablo Picasso a través de la faceta como grabadores de estos dos creadores.

La influencia de Goya queda plasmada de manera muy evidente en la contraposición de dos de las obras más significativas que se enfrentan en la exposición: El 2 de mayo de 1808 o La carga de los mamelucos, de Goya (1814), y Episodio de la Guerra de la Independencia, de Picasso (1896).

La comisaria de la muestra, Lola Durán, explica que ambas composiciones se centran en un mismo episodio histórico: la Guerra de la Independencia. Pero, más que la representación de ese levantamiento del pueblo de Madrid contra las tropas de Napoleón, ambos autores comparten una misma reflexión.

Durán explica que Goya fue convocado por el general Palafox en Zaragoza -una ciudad que había sufrido dos atroces y cruentos asedios- con el encargo de ver y plasmar las ruinas de la ciudad. El militar quería que el pintor diera testimonio de la valentía de sus defensores, pero lo que los ojos de Goya vieron fueron los efectos de la guerra en primera persona. Quedó conmocionado.

Francisco de Goya. 'El dos de mayo de 1808 en Madrid' o 'La carga de los mamelucos' (1814).

Francisco de Goya. 'El dos de mayo de 1808 en Madrid' o 'La carga de los mamelucos' (1814). 

Colección Fundación Ibercaja

Así, en La carga de los mamelucos, el pintor aragonés huye de la visión épica y patriótica de las grandes gestas bélicas. Al contrario, describe la comisaria de la muestra, en el centro de la composición dibuja un mameluco ya muerto pintado con un rojo llamativo que se desangra mientras un español le sigue apuñalando. Y todo ello sobre un suelo lleno de cadáveres tanto de un bando como de otro.

Con ello, explica Durán, “Goya nos enfrenta de forma dramática a la irracionalidad poniendo de relieve la crueldad y la sinrazón de la guerra”.

Pablo Picasso. 'Episodio de la Guerra de la Independencia'. (1896).

Pablo Picasso. 'Episodio de la Guerra de la Independencia'. (1896). 

Museo Picasso

En el cuadro de al lado, Picasso retoma este episodio haciendo una incursión en la pintura de la historia. En ambas escenas, explica la doctora, se refleja la lucha asimétrica de un ejército regular (con sus banderas y sus estandartes) contra unas clases populares a las que visten arrapos. Con todo, no hay épica en ninguno de los dos bandos, no hay héroes ni valientes luchadores, sino crueldad y deshumanización.

“Goya y Picasso nos muestran con contundencia episodios de brutalidad comunes a lo largo de la contienda y hacen alusión a la nula justificación de los actos cometidos durante una guerra”, relata.

Francisco de Goya. 'El 3 de mayo en Madrid'

Francisco de Goya. 'El 3 de mayo en Madrid' (1814)

Pablo Picasso. 'Masacre en Corea'.

Pablo Picasso. 'Masacre en Corea'. (1951)

Durán defiende que Goya aparece en la obra de Picasso que mantiene, a lo largo de su vida, un compromiso con la tradición artística española. El malagueño bebe del autor aragonés que se había erigido como pionero de la modernidad rompiendo cualquier limitación pictórica e iconográfica.

Sátira, subjetividad, irracionalidad, barbarie… Goya está en el trasfondo de la obra de Picasso pues, comenta la comisaria de la exposición, el pintor reconoce en Goya a “un ser muy próximo, individualista y rebelde como él, que entiende el proceso de creación como algo muy ligado a la vivencia personal”.

Durán llega incluso a hablar de un mismo espíritu de identificación y rivalidad. Entendido no como competencia sino en el sentido de que Picasso, en el fondo, quiere pertenecer a ese grupo de grandes maestros como Goya, Velázquez o El Greco y los interpreta y dialoga con ellos en un intento de ser uno más de ese selecto grupo de artistas.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...