Si son de otro linaje

Una figura cadavérica vestida con una túnica blanca extiende sus brazos y suplica ayuda. Tiene el rostro demacrado, los ojos hundidos y los pómulos y la mandíbula extremadamente marcados. Está rodeada de cadáveres y moribundos entre los que también hay mujeres y niños. Junto a ella un grupo de personajes bien vestidos y de acomodada situación hacen oídos sordos a sus súplicas.

El cielo diáfano, en el que Goya no ha aplicado en esta ocasión el aguatinta, descubre con su claridad el aspecto físico del personaje que suplica piedad. Su importancia en la estampa ha sido acentuada por el pintor mediante la túnica blanca con que lo ha vestido. Con aguafuerte graba los ropajes de los personajes de otro linaje, tal y como reza el título de esta obra, que presencian el macabro espectáculo así como sus rostros indiferentes.

La falta de comida en tiempos de guerra trajo consigo una fuerte especulación que desembocó en el sorprendente enriquecimiento de quienes producían y realizaban los alimentos que, en la mayor parte de los casos, hasta aquel momento conducían una vida modesta. Estos nuevos ricos modificaron sus hábitos y su forma de vestir y empezaron a seguir el estilo que llegaba desde Francia. Se reunían en los lugares más importantes y transitados de la ciudad como la Puerta del Sol, la calle Carretas y la calle Mayor, en los que también se situaban improvisadas morgues y en los que su prosperidad contrastaba aún más intensamente con la pobreza del pueblo.

Jesusa Vega establece una comparación entre el segundo caballero que aparece al fondo con el dibujo del Album E Despreciar los Ynsultos, en el que Goya se autorretrata.