Tántalo

Ante una pirámide de la que únicamente podemos ver la base y en la que se han delimitado los sillares que la integran, se sitúa un hombre. Éste une sus manos ante la cara en un gesto de súplica, al tiempo que sujeta el cuerpo de una mujer sobre sus rodillas. El torso de ésta está descubierto y se pueden ver sus senos, la cabeza está echada hacia atrás y el rostro parece inanimado.

Este grabado es algo más luminoso que otras estampas de Los Caprichos. En él Goya ha empleado el aguatinta para realizar la superficie de la pirámide, mientras que representa las vestiduras del personaje masculino mediante aguafuerte. Uno de los puntos de luz fundamentales en esta imagen es el cuerpo de la joven parcialmente descubierto en el pecho y en la pierna. Para esta parte de la anatomía de la mujer, Goya ha empleado un aguatinta tan pálida y tan delicadamente bruñida que apenas se aprecia en las primeras y más entintadas estampas.

El título de este grabado es una evidente alusión a la mitología griega en la que Tántalo era un hijo de Zeus y de la oceánida Pluto. Éste fue invitado a un banquete por los dioses, a los que respondió con otra invitación. Para ellos descuartizó y cocinó a su propio hijo, Pélope, lo que le granjeó un eterno castigo que consistió en permanecer en un lago con agua a la altura de la barbilla bajo un árbol lleno de frutas que se retiraba de su alcance cada vez que deseaba comer. En muchos casos los especialistas han visto en este personaje mitológico el rechazo hacia la religión olímpica de sacrificios humanos que se llevaban a cabo sobre todo en los primeros cultos.

Los manuscritos que conservamos explican este grabado de Goya; el de Ayala dice que "si él fuese más galán, ella reviviría. Esto sucede a los viejos que se casan con las mozas". En el manuscrito del Museo Nacional del Prado se puede leer sobre este grabado que "si el fuese más galán y menos fastidioso ella reviviría". Ligeramente más amplia es la explicación que se nos proporciona en el manuscrito de la Biblioteca Nacional en que se apunta que "una buena hembra al lado de un viejo que no la satisface, tiene deliquios, es como el que tiene sed, está junto al agua y no puede gustarla".

Es precisamente el texto de la Biblioteca Nacional el que nos lleva al título de esta estampa, Tántalo, mediante el que Goya hace una crítica de los matrimonios desiguales que llevan a la insatisfacción de los dos cónyuges. Establece un paralelismo entre la condena del personaje mitológico con la circunstancia en que se hallan quienes han de satisfacer a una mujer más joven, lo que les crea una enorme sensación de frustración.