La relación entre Goya y Jovellanos era muy profunda. Elcomerciodigital.com
El escritor mexicano Arturo Azuela habló ayer en el Ateneo Jovellanos sobre la amistad entre ambos.
Llegó a Jovellanos a través de Goya. Al escritor mexicano Arturo Azuela (México DF, 1938) sus orígenes aragoneses le llevaron a investigar en los primeros años pictóricos del de Fuendetodos para convertirlos en un libro y más tarde, se aproximó a la figura de Jovellanos, aunque en realidad ya desde muy joven supo a través de su padre de la obra del ilustrado gijonés. De la relación entre ambos personajes habló ayer en el Ateneo Jovellanos de Gijón, en una conferencia muy reveladora.
«Eran personalidades complementarias, lo que no tenía el uno lo tenía el otro. Jovellanos era un hombre muy pensativo, muy melancólico, un ilustrado; y por otro lado, Goya era muy vitalista, un hombre al que le gustaba la fiesta, la tauromaquia», detalla. Esos dos personajes se conocieron en Madrid. «Goya es el pintor de la Corte y como tal hace magníficas obras, entre ellas la pintura de Jovellanos», dice.
El caso es que entre ambos surge una amistad: «La relación entre Jovellanos y Goya es muy profunda», señala el escritor y estudioso mexicano, que ejerce en estos momentos como presidente del Instituto de Cultura Mexicana. Y es que a ambos les unían los mismos ideales. «Participan de las mismas ideas, son masones, ambos militan en academias, están juntos en la Corte y no están de acuerdo con el absolutismo, son gente ilustrada, unos iluminados cuando está ya muy avanzado el siglo XVIII», señala.
Lo cierto es que esa relación llegó a su fin con la muerte del prócer gijonés, mucho más temprana que la del pintor. «Jovellanos muere en 1811 después de una vida llena de vicisitudes, de destierro, de persecución, y Goya vive de 1828, son años de diferencia, pero esos quince años, entre 1795 y 1811, a pesar de las circunstancias difíciles, se hicieron grandes amigos», concluye Arturo Azuela.