El Prado restaura y cataloga su colección de miniaturas. Hoyesarte.com

02 Nov 2011

Con motivo de la publicación del catálogo razonado de sus miniaturas, el Museo del Prado de Madrid expone por primera vez una parte representativa -36 miniaturas y tres pequeños retratos- de esta colección tan poco conocida. El catálogo, obra de Carmen Espinosa, conservadora-jefe del Museo Lázaro Galdiano de Madrid, recoge y analiza en profundidad, también por primera vez, las 164 miniaturas y los 16 pequeños retratos que conforman esta curiosa parte de sus fondos.

La muestra puede visitarse desde hoy martes, 11 de octubre, y hasta el 26 de febrero, en la primera sala de la cámara acorazada (edificio Villanueva, sótano 1) en la que se exhibe de forma permanente el Tesoro del Delfín, la parte más conocida de esta colección.

La faceta más íntima de la pintura

Pintadas al gouache sobre vitela, tablillas de marfil o papel, las miniaturas representan la faceta más íntima de la pintura ya que, en general, pertenecían a la esfera de la vida privada aunque también desempeñaron una función de Estado, pues los monarcas regalaban joyeles con miniaturas a los embajadores y emisarios extranjeros con motivo de su proclamación, matrimonio o por la firma de tratados, convenios y acuerdos. Con una miniatura se reconocían también las buenas acciones militares o el cumplimiento de las misiones encomendadas.

El buen pintor de miniaturas ha de poseer destreza y precisión en el manejo del pincel dado que los pigmentos se aplican mediante la superposición de puntos de color en las zonas de la carne. El resto del soporte se prepara como en la pintura al óleo. Tanto los pequeños retratos como las miniaturas que se exhiben ahora por primera vez en el Prado son técnicamente pinturas, realizadas en diferentes tipos de soportes y con distintos materiales pero con idéntica función.

Retratico de Goya

En España no hubo miniaturas en sentido estricto hasta el siglo XVIII y la función que desempeñaban las miniaturas en otras cortes de Europa aquí la desempeñaban los pequeños retratos, conocido en España como retratico o retrato de faltriquera, de ahí la importancia de los tres ejemplares que se muestran en la exposición, entre los que destaca el que posiblemente sea el más conocido de esta colección, el retrato al óleo sobre cobre de Juana Galarza de Goicoechea de 1805, obra de Goya perteneciente a la serie pintada por el artista con motivo de la boda de su hijo Javier con Gumersinda de Goicoechea y Galarza.

Por su parte, entre las 36 obras que responden a la definición de miniaturas, tanto por su soporte como por los materiales empleados, se incluyen obras de miniaturistas españoles, mayoritariamente del siglo XIX -como el retrato de Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco, IX duque de Osuna (h. 1805); del miniaturista Guillermo Ducker (h. 1799-1800); el retrato del periodista Ramón de Navarrete y Fernández Landa obra de Cecilio Corro (h. 1844), Isabel II, reina de España, de Juan Pérez de Villamayor (1863); o un San Miguel, de Manuel Arbós y Ayerbe (1865)-, como de artistas extranjeros de finales del siglo XVIII y principios del XIX -como la Pareja de retratos de mujeres, de Charles Guillaume Alexandre Bourgeois (h. 1800); el retrato de Francisco I, emperador de Austria, de Heinrich Friedrich Füger (h. 1790); o el retrato de Hans Axel von Fersen (h. 1784), de Niclas Lafrensen.

Homenaje a Luis Eusebi

goya_juana_galarza_de_goicoecheaA esta presentación se incorpora el homenaje a una de las personas destacadas en la historia del Museo del Prado, tras la reciente adquisición de un Abanico de boda, de Luis Eusebi, de h. 1790, cuyo 'país' está pintado al gouache sobre piel de cisne; y varillaje de marfil con aplicaciones de madreperla, que se expone por primera vez al público.

El italiano Luis Eusebi (1773-1829), destacado pintor de miniaturas, de países de abanicos y, sobre todo, historiador de la pintura, trabajó en los inicios del Real Museo de Pinturas en 1819, con funciones al frente de lo que entonces se denominaba Conserjería del Real Museo; con tareas propias de un conservador, su responsabilidad fue más allá de la recepción de las obras, del control del gasto y de la seguridad, ya que redactó los catálogos del Real Museo hasta la fecha de su muerte, y participó activamente en la elaboración de los planes artísticos de la Institución, que hoy muestra, con este abanico, una de sus escasas obras localizadas.

El montaje se acompaña, además, de un vídeo en el que se puede apreciar en detalle, mediante imágenes ampliadas, la técnica de ejecución y la gama de colores.

 

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