'El pelele' y otros muñecos. La Vanguardia

Exhibitions
13 Mar 2012

El óleo de Goya de la muestra de CaixaForum invita a toda suerte de alegorías contemporánea.'El pelele' y otros muñecos

 

Es un gran óleo sobre lienzo, de más de dos metros y medio de alto, que Goya pintó para decorar el despacho de Carlos IV. El pelele es una de las pinturas que forman parte de la exposición Goya, luces y sombras, que esta semana abre sus puertas en el CaixaForum. En el cuadro, cuatro muchachas sujetan una sábana por los bordes y mantean un pelele de trapo: un pasatiempo popular extendido en las excursiones campestres de la aristocracia, a finales del siglo XVIII. A Goya le molestó que el rey le pidiera con insultante prepotencia que le pintara escenas campestres y alegres para sus tapices, en lugar de ambientes que le incomodaran. El artista, que se había entendido a la perfección con Carlos III, se encontró a su muerte con un monarca poco sensible y menos lúcido. En el fondo, con El pelele quiso representar una alegoría de las mujeres que juegan con el hombre, manipulándolo a su antojo, algo que estará presente también en su serie Caprichos, donde agraciadas jóvenes, por consejo de viejas alcahuetas, despluman pollos con rostro de hombres.

El pelele sigue invitando a toda suerte de alegorías contemporáneas. El diario ABC se sirvió de ella para titular el viernes "La justicia catalana mantea al castellano", aprovechando la fotografía en la que dos operarios la colgaban en la sala de exposiciones barcelonesa, y se quedaron tan a gusto. También hubiera servido para ilustrar la información del día que decía que Bruselas enviaba una misión a España para investigar el déficit, pues la UE daba al país consideración de pelele, al no creerse al Gobierno. O para acompañar la noticia de Gallardón, a quien mantea alborozado el PP más conservador, por su intención de reformar la ley de la interrupción del embarazo, lo que no hizo el Ejecutivo de Aznar. Y aún para glosar la biografía de ese pelele de la caverna deportiva que se llama Victoriano Sánchez Arminio, enfurecido contra Piqué por un comentario sobre un árbitro, pero comprensivo con las advertencias de Mourinho a otro en el aparcamiento del Camp Nou.

 

Los expertos aseguran que la obra de Goya tiene como fuente figurativa un grabado de Vida y hechos del pícaro Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, donde retrata a un personaje carente de escrúpulos que protagoniza fraudes y engaños. Más o menos como tantos otros que transitan entre el sumario Gürtel y el Palma Arena, entre el caso Campeón y el de los ERE andaluces. También cuando Alemán escribió la obra se vivían tiempos de contrarreformas, de ahí la tristeza de sus personajes.

 

Goya es más actualidad que nunca porque vivió tiempos igualmente complejos, que lo convirtieron en un moralista, con espíritu crítico, que se dedicó a zaherir la ignorancia y los vicios de sus semejantes. Hoy tendría materia prima en la colección de peleles que nutren las páginas de los diarios.

 

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