Una muestra de pintura esconde las historias que unieron a España y Uruguay. EFE

Exposiciones
08 mar 2010

Los cuadros de la muestra "Pintura española en la colección del MNAV (Museo Nacional de Artes Visuales)" de Montevideo esconden las "historias de intercambio, amistad y lucha que unieron al pueblo español y al uruguayo", explicó hoy a Efe el director del museo, Mario Sagradini.

Las 25 obras elegidas para la exposición, que cuenta con piezas de Sorolla (1863-1923), Goya (1763-1828), Zuloaga (1870-1945) y Puig (1882-1965), entre otros, forman parte del acervo del museo y fue durante su montaje cuando Sagradini se dio cuenta de que, detrás de los cuadros, del "cómo vinieron hasta acá", debía haber "muchas historias interesantes que contar".

Algunas de ellas ya las conocía, como la de los ocho cuadros, entre ellos "Episodio de la invasión francesa" de Goya, que donó al museo Fernando García, un uruguayo hijo de español que tras su muerte legó un importante patrimonio artístico a distintas instituciones de Montevideo.

Lo que Sagradini no sabía y descubrió más tarde es que en realidad ese cuadro de Goya, que plasma una trágica escena sobre un asalto francés a unos campesinos españoles, llegó a Uruguay de manos de un exiliado republicano, un español que tras cruzar el Atlántico "se vio obligado a vender la pintura para subsistir", relató.

"La lucha por la República Española fue muy importante en Uruguay", apuntó Sagradini, quien añadió que una anécdota como la del cuadro de Goya "es una de las huellas que dejó la "enorme" afluencia de exiliados españoles que encontraron cobijo en Montevideo.

Otras obras fueron donadas por sus autores, como las creadas por Pedro Sánchez (1905-1985) y Augusto Torres (1913-1992), dos valencianos que, "por su estrecha relación con poetas y artistas montevideanos", decidieron regalar sus óleos a la ciudad.

Y es que los pintores españoles que pasaron por Montevideo "fueron muy bien acogidos y admirados" y tal vez por ello quisieron mostrar su agradecimiento dejando aquí sus cuadros.

Ocurrió así con una de los lienzos de Luis Graner (1867-1929), quien viajó a América "buscando recuperarse económicamente después de caer en bancarrota".

Cuando expuso en una galería de Montevideo, en 1922, logró vender toda su producción y para celebrar su éxito, convocó a sus amigos uruguayos a una fiesta. Allí, en tan sólo hora y media, pintó un cuadro, una de las piezas que el MNAV tiene en su colección.

Lo que Sagradini ha ido encontrando detrás de cada cuadro es testigo de "los trasiegos del intercambio de gente y cultura" entre las dos naciones, de tal forma que muchas de las obras llegaron a Uruguay transportadas por artistas uruguayos que habían viajado a Europa a recibir clases de maestros españoles.

A pesar del seguimiento que Sagradini ha hecho de los lienzos, "aún quedan muchas incógnitas", como la de cómo llegó al acervo del museo el retrato que Joaquin Sorolla pintó a una tal Alejandra Singorini, o cómo es posible que "Canal del Generalife" del catalán Santiago Rusiñol (1861-1931) esté en el museo desde que éste se inauguró, "hace casi cien años".

"La investigación sigue abierta y continuara", aseguró el director, ya que "está claro" que las piezas son "testigo de una historia mutua", aunque ésta se muestra, "como todas las historias, de manera fragmentaria y con saltos", apostilló Sagradini.

 

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