El Museo de Zaragoza reabre la sala dedicada a la colección de Arte Oriental Federico Torralba . Gabinete de comunicación Gobierno de Aragón

Exposiciones
14 may 2010

La muestra contiene piezas de países como Japón, China, Corea, Nepal, Tailandia, Birmania, Tíbet y Mongolia. El público podrá visitar la muestra de Arte Oriental más otra de pintura occidental de los siglos XIX y XX a partir del domingo a las 12,30 horas.

El Museo de Zaragoza reabre la sala dedicada a la colección de Arte Oriental Federico Torralba el próximo domingo a las 12,30 horas. La sala contiene una muestra de la colección Federico Torralba, compuesta por más de un millar de piezas entre esculturas, pinturas, estampas, grabados, objetos lacados, cerámicas y porcelanas de China, Japón, Corea, Tailandia, Tibet, Nepal y otros países, y una biblioteca especializada con 2000 obras que constituyen uno de los más significativos conjuntos ingresados en el Museo de Zaragoza.

La exposición de Arte Oriental se divide en tres grandes apartados. El primero está dedicado al arte búdico, cuyo conjunto mayoritario está formado por esculturas y cabezas de Buda (de Japón, China, Tailandia, Birmania, Tibet y Mongolia), destacando entre todas una cabeza en pizarra del siglo III d. C. procedente de la región de Gandhara.

El segundo, dedicado a China, con una selección de porcelanas y cerámicas de época Song, Yuan, Ming y República, a través de las cuales se puede apreciar la evolución a lo largo de tiempo. Destaca por la variedad y elegancia de sus formas la serie de porcelanas de color "sangre de buey" (siglos XVII-XIX), que ocupan el centro de la vitrina.

El tercer apartado se consagra a Japón, con múltiples cajas de madera lacadas para diferentes usos, destacando entre ellas los inros (cajitas de madera que se llevaban colgadas a la cintura para conservar medicinas, el sello...). Destacan también los ukiyo-e, estampas (xilografías japonesas en las que intervenían pintores, xilógrafos, grabadores y editores) inspiradas en la vida cotidiana de los barrios de la capital y en el teatro kabuki.

En 2001, el Gobierno de Aragón y el reconocido historiador del arte y profesor emérito Federico Torralba Soriano firmaron un pacto sucesorio. De acuerdo con los términos del pacto, el investigador de arte aragonés se comprometía a entregar al Gobierno de Aragón su colección de piezas de Arte Asiático y su biblioteca dedicada al Extremo Oriente, así como su archivo personal donde se recogían todos los documentos relativos a la colección. Por su parte, el Gobierno se responsabilizaba, entre otros asuntos, de inventariar y catalogar todo el legado, de exponer, si no toda, una buena parte de la colección de Arte en las salas del Museo de Zaragoza, y de constituir una Fundación dependiente de la Comunidad Autónoma de Aragón, denominada Torralba-Fortún, con el objetivo primordial de exponer y divulgar la citada colección de Arte Oriental así como de propiciar el estudio sobre esta rama del Arte y sobre otras que guarden alguna vinculación con aquella.

Tras la firma del acuerdo, la colección y la biblioteca especializada se trasladaron al Museo. Los fondos bibliográficos, en depósito en su biblioteca, son objeto de una minuciosa catalogación que permite la correcta clasificación y ordenación de todo el conjunto. En cuanto a las obras de arte, se decidió exponer una parte de la colección, unas 150 piezas.

Esta muestra se inauguró en diciembre de 2002, aunque no ha podido disfrutarse durante el tiempo que el Museo ha estado dedicado a las exposiciones de Goya. El resto de las obras se encuentran en depósito, ordenadas en vitrinas y armarios en una sala adjunta de acceso restringido.

Un ambiente recoleto

Miguel Beltrán, director del Museo de Zaragoza, dice que el Museo reabre con nuevos espacios y con un motivo doble muy importante. En primer lugar la celebración del Día Internacional de los Museos -el próximo 18 de mayo- y, en segundo lugar, aprovechar esa circunstancia feliz para inaugurar nuevas colecciones, que ya estaban a disposición del Museio aunque no expuestas mientras se celebraron las exposiciones temporales en torno a Goya.

Una de ellas, la colección Federico Torralba, muy demandada en el libro de visitas de los visitantes del museo, que se ha restituido prácticamente volviendo al mismo montaje original que ya pensara Federico Torralba en su momento, en cuanto a contenidos, distribución de piezas, forma de presentación e iluminación. Consiguiéndose un ambiente recoleto, muy intimista, ya que el coleccionista tenía un especial interés en que la colección recogiera el ámbito doméstico en el que se había ido haciendo, distribuyéndose las piezas según su criterio, como por ejemplo, las cerámicas de color sangre de buey tal y como él las tenía en un pasillo de su casa.

De este modo, continúa Beltrán, se hace un guiño al coleccionismo y al propio gusto de Federico Torralba, que dice que no compraba las cosas con afán meramente coleccionista sino atendiendo a su valoración estética, de belleza y sensibilidad. Cumpliendo la exposición esa misión de transmisión de belleza y sutilezas.

Con respecto a la otra nueva parte de la exposición permanente, la pintura occidental española y aragonesa en los siglos XIX y XX, Beltrán dice que unida a la de Arte Oriental forman una dialéctica que se une a la filosofía de los museos de contrastar obras de muy diversa índole. En este caso, el contraste queda recogido en una especie de juego entre el arte occidental y el arte de Asia oriental.

Pintura de los siglos XIX - XX

Y es que, además de la reapertura de la colección Federico Torralba, se inaugura también una sala dedicada a la Pintura de los siglos XIX y XX, con óleos de Sorolla, Pradilla, Unceta, Marín Bagüés, Berdejo, Carlos de Haes o Jiménez Nicanor entre otros. Entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX el arte sufre un gran cambio. A lo largo de unos cincuenta años se plasmaron nuevas tendencias teóricas y plásticas, que supusieron una revolución entre el desarrollo y la liberación, un salto entre el clasicismo y la postmodernidad.

Pintura de Historia, paisaje, costumbrismo y un apartado especial de retrato, se complementan con una pequeña muestra de escultura de este periodo, en la que se exponen ejemplos de escultores como Mariano Benlluire, Bueno y Gimeno, García Condoy y Burriel. Observándose dos tendencias escultóricas diferentes; por un lado surge una línea renovadora, vanguardista y rompedora, que aunque no renunciaba totalmente a la referencia de la naturaleza, desembocaría en una tendencia abstracta. Una segunda tendencia, más apegada a la tradición clásica que había llegado a finales del siglo XIX ahogada en un exceso de academicismo.

El Museo de Zaragoza va a quedar desde el domingo con una primera planta dedicada a exposición permanente con tres partes, una dedicada a Goya, otra a la Pintura occidental española y aragonesa en los siglos XIX y XX, y una tercera a la muestra de la colección Federico Torralba.

En la planta baja del Museo se expone hasta el 20 de mayo una muestra dedicada al Renacimiento aragonés.

 

 

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