Lo que Goya escondía. La Razón.es

Exposiciones
03 oct 2012

Una exposición en El Prado muestra por primera vez un dibujo del maestro conservado detrás de otra obra.

La casa por excelencia de Goya, El Prado, alberga desde hace décadas sus mejores obras. La ingente colección de la pinacoteca siempre esconde, sin embargo, alguna novedad, algún tesoro que el azar ha mantenido oculto durante décadas. De entre 50.000 dibujos, estampas y fotografías de las que se encarga el taller de restauración de obra sobre papel parece inevitable que algún dibujo del maestro del grabado saliera a la luz. Se trata de «Apunte del Real Observatorio Astronómico de Madrid» (arriba, en la imagen), que ha sido identificado en el reverso de otro, «La calle» (1800-1808). «Al revisar los dibujos, descubrimos que existían apuntes adheridos a un segundo soporte», explica José Manuel Matilla, comisario de la exposición que desde ayer reúne en la sala 38 del edificio Villanueva una selección de los dibujos de Goya.

No se trata, como se puede percibir en esta imagen, de un dibujo tan relevante desde el punto de vista artístico como otra de las grandes obras sobre papel de Goya y presente en esta muestra, «Aún aprendo» (a la dcha.), citado de forma recurrente en la bibliografía del artista y realizado entre 1825 y 1828: «Lo dibujó en Burdeos al final de su vida y supone una excelente muestra del espíritu positivo que tuvo durante su vejez», asegura el comisario y jefe del departamento de dibujos y estampas de la pinacoteca. Su estado, muy delicado -probablemente debido al ataque de algún insecto, comenta Matilla-, había impedido la muestra al público de la obra hasta ahora. «A partir de fotografías conseguimos reintegrar trazos perdidos de forma reversible», añade.

El grueso de esta selección, sumamente relevante en la producción posterior de estampas, lo constituyen los 14 dibujos preparatorios que realizó a sanguina para la serie «Caprichos». «Coloquialmente, en el Museo los llamamos los "caprichos amarillos" porque el tratamiento que se les aplicó durante el siglo XX fue una capa de almidón que les daba esta tonalidad, lo que impedía su adecuada lectura», dice el comisario. Al margen del peculiar sistema de restauración, que pretendía proteger la obra, la importancia de estos dibujos reside en su función de precursores de los «Caprichos» que suponen «el final del Antiguo Régimen y el comienzo del Arte Moderno en España», como explica Matilla sobre dichos grabados, una sátira de la sociedad española de finales del siglo XVIII. Este trabajo de restauración, que ha supuesto también el descubrimiento de un nuevo dibujo, es posible gracias al trabajo del taller de restauración de obras sobre papel, un equipo que comenzó a trabajar tras la ampliación de El Prado, en 2007, y el patrocinio de Fundación Iberdrola. Con anterioridad, las obras permanecían guardadas: «No se habían tocado nunca, lo que en ocasiones es una suerte, ya que así nos evitamos tener que enmendar tratamientos de otros años nocivos para la obra. En todo caso, no creemos que se produzcan más hallazgos de este tipo, porque ya hemos revisado todos los dibujos de Goya, un autor que supone una constante en nuestro trabajo. Se trata de una recuperación integral», termina el comisario.

Cuándo: hasta el 30 de diciembre. Dónde: Sala 38. Edificio Villanueva. Museo del Prado, Madrid.

 

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