Lección de economía en el museo. Heraldo de Aragón
La Fundación Goya en Aragón y el Colegio Oficial de Economistas ofrecen un recorrido artístico por el Museo de Zaragoza a través de una serie de obras escogidas que van desde la Prehistoria hasta Goya, pasando por Roma y el Renacimiento, vistas desde el punto de vista de la economía.
Acaso cabe señalar la existencia de alguna relación entre las teorías de históricos profesores de economía
como Schumpeter o Keynes y la pintura deGoya? ¿Cómo medía el hombre de la Prehistoria la riqueza?
¿Qué valor tenían las monedas en el Imperio de Roma? ¿Qué tuvo que ver con la rebelión del trigo que sufrió Zaragoza en el siglo XIX Juan Martín Goicoechea, retratado en una pintura sencilla y rotunda por el genial pintor de Fuendetodos? Estas y otras preguntas de este estilo encontraron ayer respuesta en el viaje ilustrado que un grupo de 30 economistas realizó a través de algunos hitos artísticos en el Museo de Zaragoza.
La Fundación Goya en Aragón y el Colegio Oficial de Economistas ofrecieron un breve, pero intenso
recorrido por el arte, desde la Antigüedad a Goya, pasando por el Renacimiento, visto desde el punto de vista de la economía.
Las explicaciones sobre una serie de piezas artísticas las pusieron los conservadores del museo: Isidro Aguilera, Juan Paz y María Luisa Arguis, mientras que las acotaciones económicas las marcó Alfonso Sánchez, profesor de
la Universidad de Zaragoza y director de la Cátedra Ernest Lluch.
«Desde la Fundación Goya Aragón hemos intentado organizar un recorrido diferente por la historia del arte», señaló su directora, Ana Armillas, en el vestíbulo del museo antes de la visita guiada. Javier Nieto, presidente delColegio Oficial de Economistas, que cuenta con 1.450 socios, valoró a priori de forma positiva la experiencia: «Es, sin duda, una buena idea que nos permite acercarnos al arte desde nuestro punto de vista de la economía», señaló.
El Aquiles de Aragón
La ruta la inició Aguilera con sus explicaciones de una estela antropomorfa de piedra, procedente
de Valpalmas, que hace referencia a un príncipe y refleja el poderío económico del personaje
en el siglo VIII a. C. «Es nuestro particular Aquiles, un héroe que en la pieza está representado por tres elementos que muestran su prestigio y poder: el escudo, una lira y un poema épico, prueba de que tuvo la suficiente influencia en aquel tiempo como para que un rapsoda le cantara en su honor», señaló el conservador
del museo.
Después, Juan Paz trasladó al grupo desde la Prehistoria al mundo romano para enseñar una pequeña escultura de la cabeza del emperador Augusto, un exvoto encontrado en las termas de Turiaso, de no más de 16 centímetros de altura, hecha de piedra carneola y procedente de la India o de Egipto. Pequeña, pero que en
una subasta podría alcanzar un valor incalculable.
Y de Roma al Renacimiento.
La visita continuó en un museo casi vacío y en silencio, tan solo alterado de forma aislada por algunos visitantes, con los comentarios de Arguis sobre una pequeña pintura en cobre ilustrada por las dos caras. Obra de Lavinia Fontana, una de las pocas mujeres pintoras del Bajo medievo y realizada en 1577, «es una obra
que refleja cómo la burguesía emerge en una sociedad que busca la riqueza», dijo Arguis.
El arte como máquina del tiempo
«El arte es una magnífica máquina del tiempo que permite viajar al pasado para explicar no solo lo
que hacían nuestros artistas sino también cómo vivían nuestros antepasados», dijo Armillas mientras el grupo llegaba a la gran sala de los Goya. «Estamos muy contentos de la respuesta ofrecida por el colegio de economistas porque la convocatoria se completó en solo una mañana, así que no descartamos organizar
en el futuro otras visitas de este tipo», afirmó Armillas. «Lo importante -continuó- es que estas
propuestas contribuyan a difundir la obra y la figura de Goya».
Ni el retrato de María Luisa, ni el de Carlos IV, ni el de Luis María de Borbón y Vallabriga que
cuelgan en la sala, Arguis continuó el recorrido con la explicación de una obra de Goya menos importante desde el punto de vista artístico -el retrato de Martín Goicoechea-, pero de enjundia por la trayectoria económica del
personaje. Con otra obra de Goya, el retrato de Fernando VII, terminó el viaje, ameno y diferente, por el Museo de Zaragoza.
ÓSCAR NIETO
Fotografía: José Garrido