
Este monumento funerario fue construido con el objetivo de restituir el honor y rendir culto al escritor Leandro Fernández de Moratín, al poeta Juan Meléndez Valdés, al político Juan Donoso Cortés y al artista Francisco de Goya y Lucientes, todos ellos importantes personajes de la Ilustración española que habían fallecido en territorio francés.
En 1884 el Ministerio de Fomento encomendó su construcción al arquitecto Joaquín de la Concha Alcalde mientras que Ricardo Bellver y Ramón fue el responsable de la parte escultórica.
Se trata de un monumento de diez metros de altura realizado en piedra caliza y mármol, inserto en un zócalo ajardinado compuesto por cuatro sepulcros y con gran ornamentación escultórica.
Los restos de Goya fueron inhumados en este mausoleo en mayo de 1900 pero en 1919 su cuerpo fue trasladado a la ermita de San Antonio de la Florida, donde permanece en la actualidad.