El cojo y jorobado bailarín (G.7)

Véase Se hace militar (G.1).

La escena muestra a una pareja bailando de forma cómica.  Él es ya viejo, jorobado y, para colmo, cojo. Toca unas castañuelas y mira de reojo a su compañera, una mujer de aspecto vulgar que, mientras bailotea, se burla de él por detrás haciéndole el gesto de los cuernos con la mano. Hay, pues, una doble burla, la del personaje femenino a su compañero y la del propio artista, que parodia sin piedad los defectos físicos y las pretensiones seductoras del bailarín. Lafuente Ferrari pone esta despiadada visión de Goya  en relación con el agrio humor de los Caprichos, aunque el interés por la vejez, por la fealdad física  y moral o por lo grotesco recorren toda la obra de Goya. Las figuras se recortan sobre un fondo desnudo, presente en la mayor parte de sus dibujos finales y en otras series anteriores. El lápiz litográfico le permite a Goya realizar trazos enérgicos que captan la vivacidad de la escena y sugieren movimiento, pero también reflejar las diferentes texturas de los tejidos de sus ropajes, como la toquilla de lana de la mujer, o la sutileza de un velo semitransparente que cubre en parte su cabeza, apenas insinuado con leves trazos.