La condesa de Baena

Esta obra parece identificarse con Una maja vestida echada (más de una vara) que describió Antonio Brugada en el inventario de las pinturas halladas en la Quinta del Sordo de 1828. La identidad de la retratada como la condesa de Baena es incierta. El parecido compositivo con La maja vestida es más que evidente, aunque la factura técnica de éste, como ya dice la inscripción, indica que es posterior.

La retratada aquí también está recostada, lo hace sobre una suntuosa otomana de tapicería rojiza. Va elegantemente vestida y arreglada. Lleva un vestido compuesto de falda negra y corpiño blanco, chapines en los pies, mantilla negra en la cabeza y largos guantes blancos hasta el codo. Reposa su cabeza sobre el brazo, y se apoya en los acolchados cojines del diván. Su rostro es serio, pensativo, y la mirada profunda. El fondo es oscuro y neutro.