Mujer desnuda a la orilla de un arroyo (¿F.32?)

Véase Muerta de hambre (F.1).

A orillas de un riachuelo o arroyo y rodeada de abundante vegetación, una mujer casi desnuda ocupa el primer plano de la composición. Sentada en la hierba reclina la cabeza sobre la mano izquierda con actitud pensativa. Con la mano derecha señala hacia el agua. Detrás y escondida entre los matorrales se distingue la figura de un hombre tocado con un turbante que observa a la mujer desde la distancia.

Se han dado varias interpretaciones para este misterioso dibujo. Wilson-Bareau apunta al clásico tema de Susana y los Viejos, que ya representaron en el siglo XVI algunos pintores como Tintoretto. La historia hace alusión a un asunto del Antiguo Testamento en el que una  joven llamada Susana iba a darse un baño en un río cuando fue sorprendida por dos ancianos que le hicieron proposiciones deshonestas que fueron rechazadas por la muchacha. Por su parte, Lafuente Ferrari hace referencia al también tema clásico de David y Betsabé. El Antiguo Testamento cuenta que el rey David, vio al lado de su casa a una mujer hermosa bañándose. Ella era Betsabé, casada con Urías, un soldado hitita. David la deseó y yacieron juntos dejándola embarazada. David hizo matar a Urías casándose más tarde con Betsabé y convirtiéndola en su esposa favorita.

Gassier apunta la posibilidad de la existencia de la silueta de otro hombre al lado de la mujer, quien para Lafuente sería la servidora de Betsabé. Sin embargo, Wilson acierta en manifestar que se trata de un arrepentimiento del pintor en el momento de realizar el dibujo de la joven.

El juego de luces y sombras se consigue gracias al fuerte contraste entre la espesa frondosidad del bosque y la blancura que desprende el cuerpo desnudo de la mujer. Su rostro expresa una cierta melancolía, acorde con una escena no exenta de misterio.