Raquel Gallego: “En Italia, Goya encontró los dos mundos que siempre le acompañaron: el oficial y el de la creación personal”

Conversamos con la investigadora Raquel Gallego, especialista en el viaje de Goya a Italia, con motivo de la reciente publicación de su artículo “Goya: los desastres de la guerra” en la revista "National Geographic Historia".

Cuaderno Italiano
01 jul 2020

Raquel Gallego en Florencia, lugar donde reside desde el 2014.

Tras la publicación de su artículo “Goya: los desastres de la guerra” en el número de mayo de la revista National Geographic Historia, entrevistamos a Raquel Gallego García (León, 1973), licenciada en Historia del Arte por la Universidad de León (premio extraordinario fin de carrera), doctora en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid e investigadora residente en Italia desde el año 2001.

Aunque su tesis doctoral analizaba la eboraria en tiempos de Fernando I, su extensa y diversa carrera investigadora le ha llevado, entre otras cuestiones, a especializarse en la figura de Goya, principalmente, en su periodo en Italia. En 2008 colaboró como investigadora y documentalista en la exposición “Goya en Italia”, organizada por el Gobierno de Aragón y la Fundación Goya en Aragón, y desde entonces a través de diversas ayudas a la investigación —Real Academia Española en Roma (2008-2009) y Fundación Goya en Aragón (2009-2012 y 2016-2017)— ha estudiado en profundidad una de las épocas más desconocidas del pintor de Fuendetodos. Así, en el último número de la revista Storia dell’Arte y, próximamente, en GOYA. Revista del Arte, podremos disfrutar de los resultados de sus última investigación, que trata de reconstruir el viaje de ida y vuelta de Goya a Italia, cómo fue su experiencia artística italiana, y quiénes fueron los contactos que le ayudaron a lo largo del recorrido.

A raíz de una investigación editada por La Central en 2011, National Geographic Historia acaba de publicar tu artículo “Goya: los desastres de la guerra”, ¿qué podemos encontrar en él?

Principalmente, aborda la forma en la que Goya trata el tema de la guerra, en especial a través de la serie de los Desastres: cuál fue su visión global, si vio aquello que representa, cómo se informó de la contienda, o de qué manera utilizó algunos ejemplos de la historia del arte para modificar la visión que los artistas tenían sobre ella. Y, además, analizo otros temas como los combates, los heridos y los cadáveres, el papel de la mujer, los crímenes de guerra, la violencia, y el hambre y el desarraigo.

¿En qué consistía esa visión global?

Goya presenció algunas de las escenas, y otras son narraciones de personas cercanas a él o que pudo conocer mediante crónicas de la época, pero lo que realmente le interesaba es que el trabajo tuviera una validez universal. Utilizó un hecho histórico forma muy objetiva —en este caso la guerra de la Independencia— para criticar la violencia como una cuestión innata del ser humano. Goya deja a un lado la visión heroica que existía sobre la guerra para presentarla a través de un punto de vista realista.

Después de haber publicado en multitud de revistas de carácter científico, ¿qué ha supuesto para ti hacerlo en National Geographic Historia?

La idea de poder llegar a muchísima gente, me hace mucha ilusión. Ha sido una manera diferente de escribir, en este tipo de artículos el discurso se debe adecuar a un público más amplio, no puedes presuponer que el lector conoce determinadas cuestiones. Además, me ha gustado mucho trabajar con ellos, y el texto está muy bien editado.

Una de tus líneas de investigación más importantes es el análisis de la estancia de Goya en Italia (1769-1771), ¿por qué elegiste este periodo de su vida?

A raíz de colaborar como documentalista con la Fundación Goya en Aragón, principalmente para la exposición “Goya en Italia” en 2008, comencé a tratar con las fuentes archivísticas italianas, que no se habían analizado hasta el momento, y me di cuenta de que eran absolutamente fundamentales. A partir de entonces, se convirtieron en la base de toda mi investigación posterior.

De hecho, gracias a estas fuentes has podido reconstruir muchos aspectos sobre cómo fue el viaje de Goya a Italia.

En el Cuaderno italiano hay muchas anotaciones que tienen que ver con el viaje en sí mismo, Goya señala en él qué ha visto en las diferentes ciudades que visita, y cita los nombres de varias personas relacionadas con el transporte. A partir de ahí he trabajado con fuentes archivísticas de Génova, Roma y Parma, así como con las guías de viajes de la época, intentando reconstruir la ruta de ida y vuelta, y la identidad de quienes pudieron ayudarle en el viaje: sus trabajos, origen o forma de llegar a Italia. Y uno de los aspectos más interesantes que he descubierto es que se trata de personas con cierto poder, lo cual nos da la idea de que Goya pudo tener apoyos importantes en España para realizar este viaje.

¿En aquel momento era muy complicado viajar?

Menos de lo que nos imaginamos. Estaba todo bastante bien organizado (rutas, guías de viaje, correos, postas..), aunque evidentemente antes de la aparición del barco a vapor o del ferrocarril a mediados del siglo XIX, era más lento y complejo. Era muy importante contar con información y, en el caso de Goya, sus contactos en Génova, Marsella o Roma le permitieron moverse con cierta facilidad.

Una de las claves de tu investigación ha sido el Cuaderno italiano, ¿por qué es tan importante?

Es el fundamento, cada página contiene un aspecto de su estancia en Italia. Es el punto de partida para recabar información sobre todo aquello que cita. No lo realizó para que lo leyeran los demás, pero con la ayuda de las fuentes de la época es posible componer una visión más amplia de ese momento de su vida, si bien es cierto que a su vuelta en España lo siguió utilizando.

Al ser un documento tan íntimo, ¿también nos ayuda a conocer más sobre su personalidad?

Sí, sobre todo al compararlo con otros cuadernos de la época, como los de José del Castillo, Antonio Primo o Salvador Maella. Todos ellos también viajaron a Italia en su juventud, pero se enfrentaron de manera diferente a este periodo de su vida. El cuaderno de Goya no es tan académico y da cuenta de su libertad, porque, a diferencia de estos artistas, al no estar becado por la Real Academia de San Fernando, tuvo bastante margen y pudo hacer elecciones más personales durante el viaje.

¿Qué significó para Goya el viaje a Italia?

Por un lado, la aproximación al mundo académico, que ya había intentado en Madrid con poca fortuna y, por otro, entrar en contacto con artistas procedentes del norte de Europa —Füssli, Sergel, Julien de Parme…—, que en ese momento estaban dando los primeros pasos hacia el romanticismo y que le llevaron a reflexionar sobre aspectos clave del ser humano. De manera que en Italia, Goya se encontró por primera vez con dos mundos que le acompañarían durante toda su carrera: el oficial y el de la creación personal.

Quizá sin Italia todo pudo haber sido diferente…

Fue determinante para él, ya que se encontraba en un periodo de formación, aún no contaba con demasiados referentes y, además, la naturaleza de Goya siempre fue muy curiosa. Viniendo de Madrid y de Zaragoza, llegar a Roma —en ese momento la capital cultural de Europa— fue un estímulo enorme. Prueba de ello es que empleó lo aprendido en Italia hasta el final de su carrera.

¿Qué aspecto de la vida Goya debería ser más investigado?

Tenemos muy pocos datos sobre sus primeros años, pues prácticamente no contamos con documentación; todavía falta mucho por saber sobre su periodo en Italia, ya que el Cuaderno italiano tan solo lo conocemos desde los años noventa; y su vejez en Burdeos es también bastante desconocida. Se trata de un artista tan complejo, tan sumamente rico y que vivió tanto tiempo, que todavía hay muchísimos ámbitos en los que profundizar.

¿Ha sido menos estudiado que otros grandes maestros de la pintura?

Es un artista que merece más atención de la que se le ha prestado, y que se podría estudiar más. No es tan importante la cantidad de investigaciones realizadas, como la metodología empleada en ellas. Hay que intentar partir siempre de la documentación de archivo, y trabajar más con historia de la cultura. Reconstruir el ambiente cultural en el que vivió Goya nos ayuda muchísimo a entenderlo. Por ejemplo, saber que Goya pudo conocer en Italia la obra de Cessare Beccaria —un alegato contra la pena de muerte y la violencia—, nos permite conocer un momento de reflexión que muchos años después encontraremos en los Desastres de la guerra.

¿Cuál es tu obra favorita y por qué?

Es difícil elegir una. Siempre me ha gustado el retrato de Jovellanos, refleja muy bien la conexión entre Goya y el retratado, y tiene una carga emotiva muy fuerte. También, por supuesto, me interesa muchísimo el Cuaderno italiano, me parece un un desafío. Es muy divertido, cuanto más entras en él, encuentras información con mayor facilidad; lo que, a su vez, te llevan a plantear hipótesis nuevas. Trabajar con documentación antigua, te permite casi tocar la historia con tus propias manos.

 

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