Enterrar y callar

Dos personajes que se recortan sobre el fondo observan el macabro espectáculo que ha dejado tras de sí la guerra: un grupo de cadáveres desnudos. Los dos se cubren el rostro, aunque no sabemos si están llorando o, tal y como hace la figura del grabado nº 62,Camas de la muerte, se tapan la nariz para no sentir el hedor de los cuerpos en descomposición.

Se trata de una de las imágenes más luminosas de la serie de Los Desastres de la guerra ya que el cielo es diáfano y los cuerpos desnudos abandonados a su suerte son igualmente claros. Esta imagen suscita, además, la idea del silencio frente al bullicio de otros grabados en los que imaginamos el ruido, los gritos y la agitación propia de la contienda. Pese a que los cadáveres tienen las bocas abiertas ya no pueden gritar o quejarse, ni pedir una suerte mejor. De la misma manera quienes los observan tampoco tienen nada que decir, tan solo les queda Enterrar y callar.

Este grabado se podría englobar dentro de los que abordan el tema de cadáveres hacinados como el nº 12, Para eso habeis nacido, nº 16, Se aprovechan, nº 21,Será lo mismo, nº 22, Tanto y más, nº 23, Lo mismo en otras partes, nº 27,Caridad, nº 48, Cruel lástima!, nº 62, Camas de la muerte y nº 63, Muertos recogidos.