A puñaladas (F.53)

Véase Muerta de hambre (F.1).

Asistimos a una cruel escena en la que un hombre de salvaje expresión apuñala a otro, que yace agonizante con los brazos extendidos sobre un charco de su propia sangre. La escena se desarrolla en un paisaje natural, aislado, en el que solo se distinguen unos árboles al fondo de la composición que contrastan, por su suavidad, con la escena del brutal asesinato.

Por su temática, el dibujo se relaciona con otras obras de Goya en las que este reflejó violentos asesinatos con arma blanca, como los dibujos Mujer asesinando a un hombre dormido (F.87) y Hombre asesinando a un monje (H.34).