Escorzo de cabeza masculina barbada

En esta página del Cuaderno italiano, en su mitad inferior, Goya dibujó una cabeza barbada en un escorzo muy pronunciado de abajo arriba. La esbozó a lápiz negro con dos puntos de vista diferentes y próximos entre sí, como lo atestigua el doble perfil de la izquierda, y parte de ella la repasó sucintamente a pluma con escasos pero eficientes trazos. Por su disposición parece ser la cabeza alzada en éxtasis de un santo, un recurso propio de la escultura barroca muy utilizado por escultores como Bernini (1598-1680), Duquesnoy (1597-1643) o Pierre Le Gros el Joven (1666-1719), con cuya escultura de San Bartolomé de la Basílica de San Juan de Letrán de Roma, dibujada por el aragonés en la página anterior del cuaderno, guarda cierta relación. Sin embargo, según Manuela B. Mena, el dibujo guarda muchos más paralelismos con la cabeza de otra escultura barroca: el Beato Alessandro Sauli del escultor francés Pierre Puget (1620-1694), obra de 1666 emplazada en uno de los altares laterales de la Basílica de Santa María Assunta de Carignano de Génova, una ciudad que Goya, tal y como consta en el propio Cuaderno italiano, tuvo ocasión de visitar, incluida la citada basílica, en su viaje de regreso a España, aunque quizá también a su llegada a Italia, aunque entonces no tendría todavía el cuaderno. No obstante, como era habitual en él, Goya no realizó una copia literal de la cabeza de la citada escultura, sino que optó incluso por invertir el gesto facial del santo, quizá para dominar la acentuada curva del cuello que, junto a la boca entreabierta, son los dos elementos más expresivos que aluden a su éxtasis.

En la parte superior de la página existe una anotación autógrafa del propio Goya realizada a pluma, alusiva a un dinero que le adeudaba Mariano Anaya, al parecer un amigo suyo y de Martín Zapater que cabría identificar con un abogado zaragozano del mismo nombre que había estudiado leyes en Zaragoza y Madrid y que escribía en diferentes gacetas literarias.