¡Lo que puede el amor! (C.27)

Véase Por no trabajar (C.1).

En el dibujo vemos a una mujer de espaldas, que se dirige hacia el fondo de la escena, donde se vislumbra, ligeramente dibujado en una muy clara aguada, a un hombre a caballo. La mujer se está levantado el vestido, mientras parece que cruza un río, para dirigirse hacia ese hombre del fondo.

El dibujo está realizado a base de pinceladas muy rápidas, en algunos casos casi deslavazadas.

Gassier considera este dibujo uno de los más románticos de Goya. De hecho, en la leyenda escribió amor con mayúscula. A juicio de Gassier emana poesía, sobre todo por la desproporción de los personajes, que sugiere por un lado la inmensidad del espacio y por otro la insignificancia del objeto de deseo. Llama también la atención sobre el hecho de que ambos personajes carezcan de rostro, algo propio del anonimato del amor.

López-Rey relaciona el dibujo con una versión a la inversa del mito clásico de Leandro y Hero, pues en este caso es ella la que va a buscarlo a él.