José Palafox

Se ha propuesto que Goya pintó este retrato del general Palafox durante la estancia del pintor en Zaragoza en 1808, entre los dos asedios que sufrió la capital aragonesa por las tropas napoleónicas. Por lo tanto, con anterioridad al magnífico retrato ecuestre, pintado en 1814 y conservado en el Museo Nacional del Prado de Madrid.

José Rebolledo de Palafox y Melci, de ascendencia noble, acompañó al rey Fernando VII en su exilio en Bayona y tras su regreso a España, fue proclamado Capitán General de Aragón por el pueblo de Zaragoza, tras la detención del Capitán General Jorge Guillelmi. Se distinguió en la defensa de Zaragoza durante los dos asedios (junio-agosto de 1808 y diciembre de 1808-febrero de 1809).

El retrato es casi de tamaño natural, hasta las rodillas, con pinceladas densas y toques brillantes, con el rostro destacando sobre un fondo neutro. Vestido con uniforme de general, pantalones de ante y un ancho cinturón rojo del que cuelga la espada, cuya empuñadura sostiene con la mano izquierda, mientras que descansa la derecha en la cadera. En su pecho ostenta las insignias de las Órdenes de Malta y Calatrava. El tratamiento de la cabeza, con su abundante pelo negro rizado y sus anchas patillas, y el rostro, con sus penetrantes ojos que miran al espectador, son especialmente destacables en la ejecución de este retrato.