Tres moros raptando a una mujer

Este dibujo es una de las escenas de inspiración orientalista que Goya aborda entre 1810 y 1820 y de las que encontramos buenos ejemplos en la Tauromaquia y en los cuadernos de dibujos. En este caso, el autor parece interesado en interpretar el excitante mito del serrallo y las mujeres occidentales cautivas en él, muy presente en la cultura europea desde el siglo XVIII. En esta escena, los tres raptores visten un atuendo exótico, con pantalones bombachos, largos chalecos y turbantes. Uno de ellos es de raza negra y recibe las decididas órdenes del “moro” de aire más resoluto para encerrar a la mujer en un saco. Unos bultos de gran tamaño al fondo sugieren que ya se han hecho con otras cautivas previamente. El tema tendría continuación en la obra de un admirador de Goya como Eugène Delacroix (1798-1863).

El tratamiento de las luces y las sombras, alternándose en bloques que destacan a las figuras sobre los sacos, es el principal rasgo de este dibujo en el que predomina la fluidez de los tejidos, acentuada por la aguada.

Tal y como Pierre Gassier comenta, el dibujo formó parte de un keep-sake, un álbum o cuaderno ilustrado con imágenes y recuerdos, que habría pertenecido a María de la Soledad Bernuy y Valda, XIV Duquesa consorte de Hijar, muy vinculada a la Corte madrileña y también a la vida parisina. Aunque se ha insinuado una posible coincidencia en el tiempo de Goya y la duquesa en la capital francesa en 1824, no hay datos que avalen que el dibujo se produjera en dicha fecha y su cronología permanece imprecisa, aunque se encuadra preferentemente en el periodo 1810-1820.