Y no hay remedio

El boceto que aquí nos ocupa difiere ostensiblemente del grabado nº 15, Y no hay remedio, para el que sirve de preparación. A diferencia de otras estampas de esta misma serie en que Goya se mantiene bastante fiel a la idea original, en este caso el pintor introduce cambios significativos en la estampa. Aunque es complejo discernir en el dibujo exactamente lo que el pintor aragonés ha bosquejado, sobre todo por el modo en que trabaja empleando grandes manchas de tinta, podemos ver con claridad a un hombre atado a un poste con los ojos vendados. Delante de él apreciamos una figura que lleva un crucifijo en la mano que desaparece en el resultado definitivo. Además el grupo del fondo, el pelotón que se dispone a fusilar a otros dos hombres atados a sendos palos, está menos iluminado que en el grabado; son prácticamente una mancha.

Probablemente Goya reflexionó sobre la realización de la estampa y consideró oportuno incrementar su protagonismo en la escena perfilando las imágenes de los otros reos que están en el fondo más remarcados y claros.