Andar sentado, a pie y a caballo (G.10)

Véase Se hace militar (G.1).

El único personaje de la escena parece estar deslizándose por una cuesta en una primitiva bicicleta o draisina, que en este caso tiene forma de caballo y dos ruedas traseras. El conductor aparece inclinado sobre los mandos, despeinado, con los pies recogidos y sugiriendo la rapidez con la que desciende. La paradoja que plantea el título se explica porque se impulsa con los pies, pues el vehículo no lleva pedales. Se trata de una sencilla escena que, hasta la fecha, no parece tener otra interpretación iconográfica que la de formar parte de la serie de dibujos, incluidos en los cuadernos de Burdeos, en los cuales Goya reproduce curiosos medios de desplazamiento. En ellos atrapa instantes y personajes de la vida urbana, y, en este caso, consigue adelantar una moderna preocupación estética por la velocidad.