Este fue un cojo que tenía señoría (C.5)

Véase Por no trabajar (C.1).

En este dibujo vemos como Goya vuelve a presentarnos a un mendigo, aunque en este caso se distingue de otros que retrata en la serie ya que aquí presenta un caso un tanto particular aunque también frecuente en la España de la época: un hombre de familia noble caído en la miseria y reducido a la mendicidad. Hay varios elementos que lo caracterizan como noble: la vieja casaca y los puños de encaje, los calzones y medias, los zapatos con lazos de seda y, finalmente, un sombrero de plumas, que sujeta con un gesto humilde de súplica. El rostro, aunque castigado, presenta un gesto digno. Curiosamente, va vestido como en los siglos XVI-XVII y no como en la época en la que se realizó la obra.

Goya consigue a través de las líneas y las manchas de aguada transmitir la deteriorada condición física del hombre. Se le nota demacrado por la pobreza. Sin embargo, no se aprecia intención por su parte de caricaturizar ni la escena ni al personaje. El artista los representa de manera sensible, influido por sus ideas y sentimientos.

En los primeros dibujos del Cuaderno C Goya se preocupó por la pobreza y por aquellos que tienen una grave disminución física, pero también por personajes que ocupan sus ocios con el trabajo. Por eso se considera esta obra la representación de un hidalgo que desprecia el trabajo y pide limosna. En relación con ello, es preciso hacer mención a la posible influencia de la literatura moralizante de la época.

El dibujo es muy parecido a otro que se encuentra en el Cuaderno E, titulado Trabajos de la guerra, donde vemos a un cojo apoyado en una muleta y que tiende el sombrero para pedir limosna, aunque en ese caso se aprecia, por su vestimenta, que es un soldado cuyo trabajo ha quedado reducido a la mendicidad.