Francisco Otín Duaso

Este fue uno de los últimos retratos ejecutados por Goya antes de su exilio francés. Gassier cuenta que a comienzos de 1824 Goya se refugió tres meses en casa del eclesiástico e intelectual José Duaso y Latre (1775-1849), ya que temía ser víctima de las represalias ejercidas contra los liberales tras el fin del Trienio Liberal y la vuelta del absolutismo. Durante dicha estancia, Goya realizaría este pequeño dibujo del sobrino de su protector y anfitrión, el sobrarbense Francisco Otín y Duaso, redactor de la Gaceta de Madrid, y también un retrato al óleo del propio José Duaso y Latre.

El dibujo está un poco más trabajado que un simple apunte y se inscribe en un tondo, del mismo modo que otros retratos pintados por Goya sobre medallones, o que el retrato dibujado que hiciera de su hijo Javier Goya por esas mismas fechas. La efigie del retratado mira de forma un tanto melancólica hacia la derecha de la composición, casi de riguroso perfil. Su cabello corto, la corbata y las solapas del abrigo que viste parecen ya plenamente decimonónicas.