La pluma pesa más que la espada (H.7)

Véase El cántaro roto (H.1).

l título La pluma pesa más que la espada es un tópico literario que reivindica la supremacía de la inteligencia sobre la fuerza bruta y que constituye, al parecer, un lugar común en la cultura europea que se ha expresado de formas distintas y en épocas diferentes. En 1928 el dibujo todavía aparecía documentado como Una alegoría. El título que recibe hoy día data, al menos, de la obra de Klingender publicada en 1948. En el centro de la composición aparece un anciano, con venerable aspecto de patriarca y arrodillado en el suelo. Viste hábito y lleva una poblada barba. Su rostro muestra una expresión sonriente y afable, mientras que de su calva cabeza emanan una especie de rayos, como los restos de un nimbo. Su mano derecha se alza mostrando la palma de la mano con el pulgar extendido y los dedos restantes recogidos. Con su mano izquierda sujeta una balanza, en cuyos platillos está pesando una espada y una pluma de oca para escribir. Como ya describe el título atribuido, la pluma pesa más que la espada.

Según Gassier, quien se apoya en la opinión previa de Klingender, el personaje representado es una figura alegórica que combina los significados de la Verdad y la Justicia. La pluma y la espada simbolizarían el espíritu y la fuerza, respectivamente. Por su parte, Michael Armstrong Roche (Mena, 1988) hace una lectura política del dibujo. Para él, el anciano sería más bien una metáfora de la fuerza apostólica de la Ilustración y la libertad de prensa, representada por la pluma, frente a las ideas absolutistas. En cualquier caso, Goya, como es habitual en los dibujos de Burdeos, consigue materializar una idea abstracta compleja con la misma fuerza y verosimilitud que una escena cotidiana, gracias al sutil trabajo con las facciones del personaje o la sensación de corporeidad que logra con el sombreado de su cuerpo y vestiduras. Una zona más iluminada se ha respetado en torno a la mano derecha, con el fin de destacar su contorno y su delicado dibujo. Juliet Wilson-Bareau descubre una serie de arrepentimientos que apuntan a que la hoja estaba destinada en principio a un dibujo similar al de Tesoro escondido (H.6).