La Reina María Luisa de Parma

Se trata de una de las réplicas que Goya realizó de los retratos de los monarcas Carlos IV y María Luisa de Parma con ocasión de su subida al trono en diciembre de 1788.

En este retrato María Luisa de Parma aparece de pie y de tres cuartos, a tamaño natural. Luce un traje de ceremonia a la francesa en tonos azules a base de falda y corpiño muy entallado, adornados con tules, encajes y bordados, y mangas a la altura del codo, dejando bien visibles los antebrazos. Lo más destacado es la llamativa escofieta a base de plumas, cintas y encajes. En la mano derecha sostiene un abanico cerrado. Ostenta sobre el pecho la cruz de la orden de la emperatriz María Teresa de Austria. El fondo se encuentra decorado con un cortinaje dispuesto en diagonal en tonos verdes y sobre la mesa situada a la izquierda reposan la corona y el manto de armiño, símbolos de la realeza.

Para algunos investigadores se trataría de una obra de taller, con posible intervención de Agustín Esteve.