Mujer vestida de blanco caída en tierra (H.18)

Véase El cántaro roto (H.1).

Un personaje de rostro poco definido, identificado tradicionalmente por la historiografía como el de una mujer joven, aparece tumbado y de espaldas, con el antebrazo izquierdo, el torso y la cabeza apoyados sobre la rama de un tronco de árbol mochado. El cuerpo, que flexiona ligeramente las piernas, ha sido dispuesto trazando una diagonal en el dibujo. Al fondo, una sombra parece insinuar a un personaje lejano, quizá directamente relacionado con el suceso. El éxito en la puesta de escena de este misterioso cuerpo, del que ignoramos incluso si está muerto, dormido, herido o simplemente desmayado, reside en el acusado claroscuro, pues la zona inferior del personaje irradia luz en contraste con las intensas sombras del suelo o de la parte superior del cuerpo. Es una enigmática escena similar a otros tres dibujos de este Cuaderno H protagonizados, igualmente, por personajes tumbados y apoyados contra un árbol o en un entorno al aire libre. En ocasiones su cuerpo está representado de frente al espectador, con las manos atadas, como en Maniatado en un camino (H.14) que, además, presenta una disposición similar de las piernas. En los otros dos casos, en Prisionero medio desnudo (H.30) y en Soldado herido apoyado contra un árbol (H.36), se nos escamotea el rostro y la identidad de los protagonistas. En este último, el elemento del tronco es también fundamental en la escena y tampoco conocemos las circunstancias concretas de la tragedia.