Ni por esas

Goya ha pergeñado en el papel una imagen, invertida con respecto a la estampa, en la que, prácticamente, podemos advertir muy pocas modificaciones en relación al grabado. El pintor trabaja en este caso para obtener una imagen muy parecida a la estampa que va a realizar. Por ello dibuja el arco del fondo como una superficie negra y maciza, el soldado francés y la mujer a la que está agarrando por las muñecas llevan unas vestiduras blancas que capturan nuestra atención, a los pies de la figura femenina se ve a un niño desnudo que llora y, tras ellos, otra mujer y otro soldado forcejean. También ha dibujado en el fondo la iglesia que se puede ver desde la arcuación. Sin embargo, en la oscuridad, Goya ha pergeñado en el papel a una mujer que aferra en sus manos un puñal con el que se defiende de un personaje que está tendido en el suelo. Más tarde, cuando realiza la estampa cambia de opinión y sustituye a estas dos figuras que se enfrentan por un personaje agazapado. Es probable que eligiese una figura estática para el fondo de la escena con el objeto de no restar ningún protagonismo a los dos personajes que se ha dispuesto en primer término.

Enrique Lafuente Ferrari ha subrayado el carácter rembrandtesco del diseño en el que Goya ha empleado una técnica más compleja y refinada con respecto a otros muchos dibujos preparatorios de la serie en los que trabaja con sanguina, ya que en este caso ha recurrido también a la aguada sepia.

Este dibujo no fue reportado al cobre.