No se puede mirar (C.101)

Véase Por no trabajar (C.1).

Estamos ante otra de las escenas de tortura del Cuaderno C. En este caso vemos a un anciano barbado atado profusamente con cuerdas: las manos entre sí, los pies juntos, y ambos a una cuerda cada uno. Con dichas cuerdas tiran de él hacia arriba los invisibles verdugos para izarlo, pues lo van a colgar de los pies. Las cuerdas a las que está atado hacen que su cuerpo se estire en toda su largura. Apenas va vestido con una sábana que le cubre ligeramente el cuerpo y lleva un crucifijo entre las manos. Destaca el modelado de la cabeza y de la sábana, que dan volumen a la figura. Paradójicamente, a pesar de su crueldad, se trata de una escena muy iluminada.

Gassier compara la figura del anciano torturado con la típica iconografía del martirio de San Pedro, especialmente por su disposición en diagonal y porque San Pedro fue crucificado al revés, con los pies arriba y la cabeza abajo. Relaciona también la obra con las creaciones del genial Piranesi por el uso profuso de cuerdas y máquinas, ya que sabe que Goya tenía una colección de grabados del italiano.

Este dibujo del Cuaderno C forma parte de la subserie general de 29 dibujos correlativos (C.85-C.114) dedicados a presos y torturados por el Santo Oficio.