Qué crueldad (C.108)

Véase Por no trabajar (C.1).

La torsión de los cuerpos, ya sea bajo tortura o desde un punto de vista cómico, es una auténtica obsesión en la obra de Goya. En relación con ello, este dibujo muestra una de las imágenes más duras y crueles de todo el Cuaderno C, pues en él vemos a un hombre que está sufriendo una tortura consistente en estirar y hacer girar su cuerpo mediante cuerdas y con el torno, lo que le hace parecer un amasijo de miembros sin forma definida. Está atado del cuello, de las manos y de los pies a diferentes cuerdas y tornos que lo van haciendo girar, de manera que su cuerpo padece un dolorosísimo descoyuntamiento general. Detrás de él se levanta una gran cruz para dar testimonio de la buena conciencia de sus verdugos. Esa cruz está oscurecida por una gran mancha de tinta cuya razón de ser se desconoce. Cerca del reo vemos el taburete del inquisidor, vacío.

Este dibujo del Cuaderno C forma parte de la subserie general de 29 dibujos correlativos (C.85-C.114) dedicados a presos y torturados por el Santo Oficio.