Todo lo desprecia (C.133)

Véase Por no trabajar (C.1).

Véase Por no trabajar (C.1) (1.3.1., enlazar)

Este dibujo, que sirve de amargo colofón al Cuaderno C, es muy diferente a los inmediatamente anteriores en cuanto a temática e iconografía. Además, entre aquellos y este falta otro dibujo, el C.132, que permanece desaparecido desde la segunda mitad del siglo XIX.

La escena, de muy difícil interpretación, está presidida por un extraño personaje humanoide desnudo, ataviado únicamente con una corona vegetal que no ayuda demasiado a disimular sus grandes orejas de asno. Está sentado en el suelo, tiene algo de formato rectangular entre las manos y gira la cabeza con los ojos entornados para no mirarlo. A sus alrededor vemos dos animales negros, también extraños, que quizás sean dos cerdos, aunque Gassier precisa que podrían ser dos tapires. El citado Gassier cree además que lo que porta entre las manos el personaje es un espejo y que aquel vuelve el rostro ante el horror que le produce su grotesca imagen reflejada. El erudito no acierta a determinar de qué tipo de personaje se trata.

De nuevo estamos ante un dibujo que nos presenta a una figura de gran tamaño, más grande de lo que en principio sería proporcional. Está fuertemente iluminada, lo que nos permite ver con claridad su cuerpo desnudo en contraste con el supuesto espejo, que queda en sombra.

A tenor de la leyenda que acompaña al dibujo y de su iconografía, la escena quizás sea una especie de representación de la ignorancia humana, que todo lo desprecia, y de la vuelta al oscurantismo al inicio de la década final del reinado de Fernando VII.