Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer

Con ligeros trazos de sanguina Goya ha perfilado la imagen del hombre arrodillado con los brazos abiertos en actitud orante que, posteriormente, realizará en el primer grabado de la serie de Los Desastres de la guerra.

Con respecto a la estampa podemos advertir algunas diferencias que tienen que ver, fundamentalmente, con la manera en que ha concebido el fondo de la escena. En el dibujo éste es mucho más claro que en el grabado y Goya ha pergeñado un paisaje que es prácticamente imperceptible en la estampa. En la parte izquierda del boceto, en la lejanía, se advierte la presencia de unas arquitecturas que no están presentes en el grabado. Además en el ángulo superior izquierdo del dibujo existe una claridad que deja espacio a la esperanza, mientras que la figura monstruosa que intuimos en la estampa tiene en el trabajo preparatorio del grabado una presencia menos evidente.

Por lo que respecta al hombre en actitud suplicante Goya ha cubierto su pecho con un vestido en el dibujo, mientras que en el grabado ha decidido mostrar la mayor parte del torso, quizá con la voluntad de incrementar el dramatismo de su gesto.

En definitiva una comparación entre ambas obras nos permite comprender que Goya ha determinado incrementar el aspecto siniestro y angustioso del grabado con respecto a su dibujo preparatorio.