Una Monja

Figura de busto de una monja vestida con el hábito y en el que el rostro es el protagonista de la composición.

Gudiol afirma que el uso que da Goya a las texturas pictóricas es muy particular, tanto en este retrato como el de su pareja Un fraile. En este que nos ocupa las texturas cobran un significado especial en la zona del hábito de color negro. Las pinceladas que, parece están si terminar, nos acercan a la técnica expresionista.

Según Gassier, las últimas obras de Goya, como es este caso, se caracterizaban por la utilización de una pincelada ancha y temblorosa que dotaba a las composiciones de una intensidad conmovedora.