¡Y aún no se van!

Dibujo preparatorio del Capricho 59. ¡Y aún no se van! El dibujo, realizado con líneas de sanguina, no contiene más que el bosquejo de la pesadilla, en el que consigue reflejar la tensión entre el peso de la piedra y la fuerza del espectro que trata de impedir que los aplaste. Pero es la aguatinta, y con ella el juego de las luces y las sombras, lo que creará verdaderamente este “horror de lo vago y de lo infinito” en la estampa final.

Comenta Matilla que románticos franceses como Gautier y Baudelaire se interesaron especialmente por esta composición, en la que vieron una representación icónica de los seres que pueblan el mundo de la oscuridad y del terror. Para los ilustrados era una alegoría de cómo “la razón”, simbolizada por la gran losa, por fin iba a enterrar a todas las fuerzas reaccionarias.