Aquí algo ha de haber (G.56)

Véase Se hace militar (G.1).

Tres personajes parecen aguardar en un camino, y el título de la leyenda apunta a la sospecha de que este grupo trama algo, quizá delictivo. Ilatovskaya los identifica como ladrones o contrabandistas, aunque también admite que podría tratarse de simples aldeanos, dispuestos a defender su pueblo, lo que conectaría con algunos grabados de Los Desastres de la guerra. La composición elegida es poco frecuente en los dibujos de estos álbumes finales, pues las figuras se distribuyen aquí en dos planos alejados, creando una profundidad espacial que se refuerza por las potentes sombras proyectadas. En primer término, una figura masculina mira de soslayo y permanece con las piernas abiertas en actitud vigilante y suspicaz. Va tocado con un sombrero de ala ancha y se cubre con un capote, bajo el que asoman los calzones y medias, así como con embozo oscuro, que le permite ocultar su identidad. En un segundo plano, dos figuras parecen fundirse en una masa de sombras y aguardan al pie de un árbol, también cubiertos con sombreros y capotes por los que asoma el cañón de una escopeta. Goya ha dejado a este grupo en la zona de sombra y concede el protagonismo al personaje de pie, sobre el que ha aplicado el efecto de claroscuro y cuyos perfiles están más destacados con el lápiz litográfico. Las tres figuras parecen dirigir su mirada en distintas direcciones, reforzando la sensación de emboscada. Para Gassier, la escena es una reminiscencia de las majas y majos embozados, figuras con el rostro semioculto por un embozo que aparecían en La maja y los embozados (1777). En el Cuaderno H de Burdeos, Goya retoma este tema en Maja (H.22) y El embozado (H.31).