Gran coloso dormido (G.3)

Véase Se hace militar (G.1).

La enorme cabeza de un gigante asoma por la parte derecha de la escena y ocupa toda la composición. Una tropa de diminutas figuras la rodea y trepa por ella, incluso con escaleras de mano por su flanco izquierdo. Estos personajes aparecen, en algún caso, tocados con sombrero y sobre una montura, como se distingue junto al mentón del coloso. Algunos asaltantes se cuelan por sus orejas, los orificios de la nariz o la boca apenas entreabierta. En el ojo izquierdo, uno de ellos parece querer levantar el párpado para inspeccionarlo. En la coronilla uno de los personajes llega a enarbolar una banderola en señal de conquista. La referencia iconográfica más frecuentemente citada para este dibujo se encuentra en el Capítulo I de los Viajes de Gulliver (1726), del escritor irlandés Jonathan Swift, en el que Gulliver naufraga en una playa del país de Liliput y, cuando despierta, se descubre apresado y atado por un ejercito de liliputienses. Manuela Mena, en su análisis de El Coloso que figura en la Enciclopedia del Museo del Prado, señala que la diferencia acusada de escala entre personajes de una misma escena es un recurso expresivo y narrativo muy frecuente en Goya, como se observa en la aguatinta Personajes trepando sobre un gigante acostado o en el dibujo Feria en Bordeaux. Por otra parte, Goya ya había abordado el tema de una figura gigantesca y solitaria, sólo que de cuerpo entero, en la pintura del Museo del Prado y en la mezzotinta de la Biblioteca Nacional de París. Para Ilatovskaya, el dibujo de la colección Gerstemberg sería incluso más enigmático, y aludiría al poder del mundo interior cuando la razón consciente dormita. Sin embargo, tampoco descarta que el gigante no estuviera sólo dormido, sino incluso decapitado. Una interpretación similar compara la aventura de estos diminutos seres con una expedición a la conquista del inconsciente.