La lealtad

El centro de la composición lo ocupa un repulsivo y desagradable personaje, de actitud beatífica con las manos entrelazadas, cabeza hinchada y sentado en una silla con los pies descalzos. A su alrededor, a derecha e izquierda, un grupo de personajes se burla de él. Solo permanece fiel un perrillo dispuesto a sus pies. Al fondo, a la derecha, una figura a caballo ve la burla en la penumbra.

El feo y nauseabundo protagonista parece ser consciente de su aspecto, pues se queda impasible ante el ataque que sufre, incapaz de defenderse. Probablemente la intención de Goya fuera la de ridiculizar a aquellos que se quedan enfrascados e inmóviles en sus propias convicciones, cerrando los ojos a la realidad, sin advertir como se burlan de ellos, y criticando la hipocresía de los que creen sus leales servidores. También se conjetura con que el protagonista estuviera enfermo, porque un personaje del grupo de la izquierda le apunta con una gran jeringa, convirtiéndose la estampa en una crítica a los médicos, pues es conocida la poca simpatía de Goya por los galenos.

La estampa de caracteriza por el uso de una aguatinta de dos tonos: uno medio para las figuras y el suelo, y otro más oscuro para la parte del fondo.

Se conserva el dibujo preparatorio de la presente estampa, titulado también La lealtad.