Ensayo de Brujas primerizas de primer vuelo, y con temor se prueban para trabajar (sueño 2º)

Dentro de la serie de dibujos Sueños, germen de los Caprichos, destaca por su número y singularidad temática un grupo dedicado a asuntos de brujería, entre ellos el presente. Ilustran escenas de las que el pintor había tenido conocimiento por su amigo Leandro Fernández de Moratín (1760-1828), ocupado desde 1797 en la nueva edición de la Relación del auto de fe celebrado en Logroño en 1610. Otros diez dibujos más de esta serie de los Sueños tratan temas de amor, mientras que en otros sueltos aparecen asnos, contrabandistas o monjes. Una característica común a todos ellos es la inscripción a lápiz negro de una leyenda en la parte inferior y que en once casos empieza por la palabra sueño.

Dibujo preparatorio para el aguafuerte del Capricho 60. Ensayos. Encabeza un conjunto de nueve dibujos sobre asuntos de brujas. Goya utilizó los temas de brujas para criticar la ignorancia que preside el comportamiento humano. La escena ha sido también relacionada con el teatro de sombras y magia, moda de la época.

Esta imagen, para Matilla, representa la iniciación de una novicia en el ritual del vuelo, ayudada por otra bruja más experimentada, presidida la escena por la sombría silueta de un macho cabrío. Con sus contornos imprecisos, esta bestia mágica actúa como una visión que subraya el carácter de un mundo de fantasía en el que las mujeres han tomado el vuelo agarrándose, respectivamente, del cabello y de una oreja. En las zonas iluminadas del suelo, a ambos lados del escenario principal, aparecen las ropas de las brujas, así como algunos husos y ruecas, herramientas de su honroso y abandonado trabajo.

Matilla expone que varios objetos mágicos y de sacrificio, como huesos y un cachorro muerto con las piernas atadas, fueron colocados en las sombras proyectadas en el suelo por el macho cabrío. También vale la pena señalar el cráneo humano y el cántaro que atrae a uno de los dos gatos que se reúnen a los pies del macho cabrío. La postura de la novata, con los pies separados, la mano derecha como apoyo y extendiendo la otra, recuerda a la escultura clásica del Gladiador caído, modelo frecuente para la figura de Adán en las representaciones de la Creación o Caída del Hombre.

En el grabado final, la inexperta y alegre novicia es sustituida por una bruja que mira a su sonriente y luminosa maestra con una expresión ambigua, mezcla de libertinaje, sospecha y miedo, que enfatiza no solo el poder encantador y la promesa de la vida en el Paraíso, sino que también implica la crítica a quienes les creen y se dejan tentar.