La Verdad asediada por las fuerzas del mal (F.45)

Véase Muerta de hambre (F.1).

La figura de una mujer de pie vestida con una túnica blanca hasta los pies ocupa el centro de la composición. Con las manos juntas cierra los ojos mientras adopta una postura de serena aceptación. De su cabeza irradia un haz de luz similar al del dibujo anterior, Procesión de monjes (F.44), iluminando los rostros de los personajes que se encuentran detrás de ella. Son sus enemigos, dibujados con rostros grotescos, entre los que se distinguen dos hombres con vestiduras eclesiásticas que miran de manera desafiante e impúdica a la mujer. Detrás, otros personajes parecen reírse de ella; entre ellos, llama la atención un hombre que mira a través de sus quevedos y observa la escena desde lo alto. A la izquierda, lo que parece un gigante, da la espalda al espectador.

La Iglesia apoyó la restauración de Fernando VII y del Antiguo Régimen, es decir, la vuelta al absolutismo y la derogación de la Constitución de 1812. Se ha propuesto que Goya quiso hacer expresión de ello en este dibujo, en el que la mujer sería personificación de la Constitución. La curva de su cuerpo, la inclinación de la cabeza y la colocación de las manos puede recordar, según apunta Armstrong, a la Inmaculada Concepción de Claudio Coello ubicada en la iglesia de San Jerónimo, de Madrid. Armstrong señala también que este dibujo, al igual que el anterior del Cuaderno F, el ya mencionado Procesión de monjes (F.44), son precursores de las estampas 79 y 80 de los Desastres de la guerra, tituladas respectivamente Murió la Verdad y Si resucitará?, también alusivas a la Constitución. Por su parte, para Gassier la mujer de blanco simboliza la Verdad a la que se oponen las fuerzas oscuras de la ignorancia y de la opresión representadas por las demás figuras.