Muecas de Baco (C.23)

Véase Por no trabajar (C.1).

En este dibujo Goya nos presenta a un hombre de pie, con las piernas flexionadas hacia fuera y con las manos tapándose las orejas. La expresión de su rostro resulta curiosa, pues recuerda a una sonrisa aunque también parece una mueca. Justo delante de él Goya coloca una botella medio llena y un vaso, ambos elementos dibujados con tinta parda, lo que los hace destacar en la composición.

Este personaje bien podría representar al propio Baco más que a un borracho cualquiera, ya que en época de Goya se recreaba al dios clásico de esta forma, como un hombre con el vientre hinchado y bailarín, aunque muchas veces dicho vientre hinchado simbolizaba más bien la gula y el desenfreno en la mesa en general. Por tanto, aquí el dios del vino estaría representado en forma de borrachín a punto de bailar alrededor de una botella de vino, pues carga el peso de su redondo cuerpo en las piernas flexionadas.

Gassier cree que la botella, el vaso y la leyenda fueron añadidos posteriormente, de ahí el uso de tinta parda en los mismos. De hecho, según él, abstrayéndose de esos elementos, estaríamos ante una visión bufa próxima a la de otros dibujos posteriores del Cuaderno C como el titulado Otra en la misma noche (C.40). Por su parte, para López-Rey este sería otro de esos dibujos en los que Goya presenta personajes cuyo cuerpo sirve para que expresar la ceguera de la mente ante la vida de los sentidos, como los dos inmediatamente anteriores, titulados respectivamente ¡Qué desgracia! (C.21) y Culpable miseria (C.22).

La mueca del rostro del personaje guarda similitud con la del protagonista de otro dibujo del Cuaderno C, el titulado Rara penitencia (C.34).