Autorretrato

Este pequeño autorretrato dibujado por el artista aragonés todavía en los primeros años de su carrera en Madrid, presenta a un Goya de unos 35 años poco más o menos, que se dirige hacia el espectador con pose aplomada aunque con una mirada un tanto desconfiada que, según Julián Gállego, podría deberse al reojo impuesto por la necesidad de verse en el espejo a la vez que miraba el papel. En cualquier caso, se trata claramente de un autorretrato de autoafirmación personal que, por el aspecto que presenta el personaje y su indumentaria, habría que vincular con sus primeros éxitos en la Corte, en concreto con su nombramiento como académico de mérito de la Real Academia de San Fernando el 7 de mayo de 1780 o con su participación en el gran proyecto decorativo de la Iglesia de San Francisco el Grande de Madrid en 1781-1783 mediante la realización del gran lienzo de la Predicación de San Bernardino de Siena, en el que precisamente se autorretrató con una apariencia muy cercana a la que refleja el presente dibujo.

Gállego relaciona a su vez el dibujo con otro autorretrato muy vinculado también, por su apariencia, con el representado en el gran cuadro de San Francisco el Grande: el Autorretrato conservado actualmente en el Museo de Agen, realizado al óleo sobre lienzo en una fecha coetánea, hacia 1782-1783. No obstante, apunta que, a diferencia de dicha pintura, la posición de Goya en el dibujo resulta menos tiesa y dominante. También destaca la cierta desproporción existente en el dibujo entre el cuerpo y la cabeza del artista, que va peinado según la moda de principios de la década de 1780, con el cabello rizado y recogido en la nuca. Gállego señala también que el dibujo no alcanza el aspecto de naturalidad presente en los autorretratos al óleo citados.

En esta ocasión, Goya se autorretrata sobre un fondo negro que contrasta notablemente con su figura, de un tono más claro conseguido a través del difumino. El aragonés se concede todo el protagonismo en este dibujo, en el que no aparecen otros elementos que puedan distraer la atención del espectador. 

Cabe destacar por último que, en contra de la opinión generalizada de los especialistas, la autoría de este dibujo por parte de Goya fue rechazada en 2018 por la investigadora Gudrun Maurer (en Matilla y Mena, 2018), quien la descartó utilizando como argumento principal el cuestionamiento de la línea de procedencia de la obra, cuestionamiento que realizó en base a unas conjeturas que han sido puestas en duda por otros especialistas. Por ello, hasta que se produzcan novedades en el debate historiográfico, se ha considerado lo más prudente mantener la autoría de Goya.