Locos (G.35)

Véase Se hace militar (G.1).

Es uno de los dibujos de la serie de trece escenas que abordan el tema de la locura dentro del Cuaderno G (G.17, G.33-G.41 y G.43-G.45), doce de las cuales llevan la palabra loco en su título. Aquí se representa una escena de grupo en el interior de un manicomio, en la que los internos aparecen apiñados y rodeando a una figura central que se sitúa de espaldas al espectador. Tiene la cabeza inclinada sobre el hombro derecho, este brazo doblado y el tronco está cruzado por unos correajes. Por encima de su hombro izquierdo asoma lo que parece el arco de un violín, por lo que la escena podría captar el momento en que los locos de la leyenda, añadida por Goya, se han arremolinado para escuchar al músico. En primer término, este personaje central aparece flanqueado por dos figuras acuclilladas a derecha e izquierda, y está última parece llevar una falda. En un plano posterior, a la izquierda de la imagen, Gassier identifica a una figura femenina con la cabeza cubierta por una toca o un chal. Esta figura aparece en el mismo plano en sombra que otra figura masculina, cubierta con un gran sombrero, a la derecha del violinista. En último término se distinguen al menos seis personajes más trabajados con un trazo mucho más suelto e inacabado. Todos ellos muestran rostros deformes y una actitud alienada: bien con enigmáticas sonrisas, bien mostrando expresiones melancólicas. El grupo forma un bloque en sombras sobre el que se recorta la figura iluminada del músico. En el fondo del dibujo también se han destacado densas zonas de sombra que subrayan el patetismo de la escena, que nos remite a otras representaciones de casas de locos hechas en su etapa española. Sin embargo, como precisa Bozal, y a diferencia de los tipos humanos genéricos representados en la producción del Goya joven, aquí el artista maduro representa figuras concretas, individuos que representan casos clínicos, pero no un simple muestrario de enfermos. La interpretación de la escena no es concluyente, pues Manuela Mena apunta dos significados posibles: o bien se trata del pasatiempo de uno de los internos, rodeado de su extraño coro, o bien una especie de terapia musical.