Cabeza de asno de perfil, rebuznando

Estudio de la cabeza de un asno, que se dispone de perfil hacia la derecha, en paralelo al eje largo de la página. La boca abierta del animal se ha interpretado como una señal de que está rebuznando. Destaca la cualidad escultórica de la cabeza del pollino, realizada con un dibujo inicial a lápiz negro repasado posteriormente a pluma. Para Joan Sureda, los dibujos de asnos que figuran en el Cuaderno italiano (pp. 68, 69 y 146) fueron realizados por Goya ya a su vuelta en España, pues a su juicio se inspiraron directamente del natural. Por el contrario, José Manuel Arnaiz defiende la teoría de que los dibujó todavía en Italia, pues considera que la fuente de inspiración para los mismos fueron las cabezas de asno y lebrel de la sala de los animales del Museo Pio-Clementino del Vaticano, sala en la que Goya pudo contemplar parte de los mármoles y bronces encontrados en las excavaciones impulsadas por Clemente XIV (1769-1774). De hecho, el citado museo contaba con una escultura, aunque no de gran calidad, de un Sileno borracho, tema asociado a un asno rebuznante.

La iconografía del asno la repitió Goya posteriormente en otros trabajos, siempre con intención satírica o de crítica social, fundamentalmente para simbolizar la ignorancia. Así lo hizo en obras como el Álbum de Madrid o B (ca. 1794-1797), que incluye tres dibujos en los que aparecen burros vestidos como personajes de importancia, en la pintura Vuelo de brujas (1797-1798), perteneciente a una serie de cuadros de brujería que vendió al duque de Osuna en 1798, y en los Caprichos (1799) y sus dibujos preparatorios, donde también figuran numerosos asnos en diversas estampas (nº 24, 37-42, 50 y 63). De hecho, es posible que para crear el asno que rebuzna en el Capricho 37. Si sabrá más el discípulo? (1799) Goya se inspirara en este dibujo.