El toro mariposa (G.53)

Véase Se hace militar (G.1).

Un intrigante dibujo, para el que Goya propone diferentes títulos, en el que aparece un toro con alas de mariposa y flotando por los aires. Sobre él revolotea un grupo compuesto de enormes cabezas caricaturescas, también provistas con alas de mariposa y que observan con aire burlón al animal. Estos rostros corresponden al tipo de cabeza enorme, de ancha sonrisa y aire grotesco que aparece en muchos de los dibujos finales de Goya. Este grupo parece estar unido al toro precisamente a través de las ligeras alas de mariposa, como si de ellas pendiera el toro en postura inestable, con las piernas colgando abiertas, y conducido a la deriva por la nube de cabezas. Se observa un arrepentimiento junto la pata derecha delantera.

En El toro mariposa se sintetizan algunos temas recurrentes en la obra de madurez de Goya, especialmente en la creada a partir de la época en que trabajaba en la elaboración de los Caprichos (1794-1799). En primer lugar, una lectura de la realidad a través de su particular humor que tiene distintas manifestaciones: lo absurdo, lo satírico o lo grotesco, que aquí se reflejaría, como subraya Wilson-Bareau, en la contraposición del toro y la mariposa, con sus respectivas connotaciones. En segundo lugar, el tema central del vuelo, puesto que la obra de Goya está plagada de seres, humanos y animales, que tratan de volar por distintos medios. Desde la enigmática Modo de volar, en los Disparates, en la que unos hombres con gigantescas alas construidas planean en una enigmática oscuridad, a otros dibujos de difícil lectura de los cuadernos de Burdeos. En este mismo Cuaderno G se incluye el dibujo El perro volante (G.5) y en el Cuaderno H el dibujo Dédalo viendo caer a su hijo Ícaro (H.52). La idea del vuelo funciona como una metáfora de la inestabilidad en numerosas obras de Goya. Así, la volubilidad y la inconstancia aparecen simbolizadas por unas alas de mariposa que surgen de las cabezas de algunos personajes femeninos en Capricho 84. Sueño. De la mentira y la ynconstancia o en Capricho 61. Volaverunt. Por otra parte, y aunque las fuentes visuales y referencias para este dibujo hay que buscarlas dentro de la propia obra de Goya, Gassier apunta un posible conocimiento por parte del pintor del grabado Fiesta de toros en el aire, de Isidro Carnicero, en la que este grabador y pintor español de finales del siglo XVIII fantasea con una posible corrida voladora, en la que los toros flotan suspendidos por globos aerostáticos. Una referencia que revela la importancia de los recuerdos y la memoria personal en el proceso creador de Goya, especialmente en esta última etapa de su vida. Finalmente, el toro protagonista de la escena nos remite a la querencia de Goya por el mundo de la tauromaquia, siempre representado con una mezcla de sentido trágico y lúdico. Aunque el toro de este dibujo es anatómicamente similar a los de los aguafuertes de la Tauromaquia (1814-1816), Goya no ha pretendido aquí representar de forma realista la fiesta ni sus distintos lances, sino que en El toro mariposa predomina el tono grotesco y lo absurdo. Un tratamiento muy diferente al que encontramos en otra aproximación al tema taurino, la serie litográfica de los Toros de Burdeos (1825), serie paralela a la confección de este Cuaderno G, y en la que experimenta con las posibilidades del nuevo procedimiento técnico. Todas estas cuestiones —el tono irreal, el tema del toro como protagonista y la idea de vuelo— también se combinan en Disparate de toritos, una plancha adicional de la serie de los Disparates.