La Adoración de los Reyes Magos

Ligerísimo y rápido apunte a lápiz negro que ocupa dos páginas consecutivas del Cuaderno italiano (pp. 82 y 83) y que resulta ser el primer esbozo para un posterior boceto de una de las pinturas murales de la zaragozana Iglesia de la Cartuja del Aula Dei, dedicadas a representar distintos episodios de la vida de la Virgen María y realizadas por Goya entre 1772 y 1774. En concreto, dentro de este ciclo, el presente bosquejo, recuadrado y conformado por unas esquemáticas líneas que definen la composición y la distribución de las figuras en ella, corresponde sin duda a la escena de La Epifanía o La Adoración de los Reyes Magos, pues el tema iconográfico resulta muy evidente. Sin embargo, la composición está todavía muy alejada de la definitiva, que varió notablemente en la pintura mural en aspectos tales como el número de personajes incluidos, que Goya redujo notablemente para simplificar y facilitar la lectura de la escena, o la distribución de estos en las tres partes en que se segmentó el mural al tener que ocupar este el testero del brazo izquierdo del transepto, que era poligonal de tres lados, distribución que varió profundamente, hasta el punto de que, por ejemplo, en vez de disponer a los Reyes Mayor agrupados en el centro como en el dibujo, los dispersó hacia la derecha. En cualquier caso, a pesar de las notables diferencias, en el presente dibujo preparatorio, de composición mucho más compleja que el mural definitivo, se aprecia como Goya había contemplado ya la división tripartita de este, pues segmentó la escena en tres partes, la central más ancha, mediante líneas verticales. 

Como bien señaló Manuela B. Mena, tanto este dibujo preparatorio como el que ocupa las dos páginas precedentes del Cuaderno italiano (pp. 80-81), también esbozo de una de las pinturas murales de Aula Dei (o bien de La Circuncisión o bien de La Presentación en el Templo del Niño Jesús), son excelentes ejemplos, muy tempranos y raros, de la manera de trabajar de Goya en los primeros estadios de la concepción de una obra. Ambos atestiguan que el aragonés, a la manera de los artistas italianos, era ya capaz de reflejar sobre el papel su primera idea compositiva con ligereza y rapidez, demostrando su seguridad a la hora de inventar una gran composición, algo que todavía resultaba relativamente novedoso para él pues solo se había enfrentado a algo similar al acometer muy recientemente la pintura al fresco de la bóveda del Coreto del Templo de Pilar. De hecho, según constatan estos dos dibujos, ya sabía plasmar con decisión los grupos de figuras, las actitudes de estas, su individualidad, su posición espacial, sus vestiduras diferenciadas, e incluso el porte grandioso de aquellas que lo requerían.   

Cabe reseñar también que otras páginas del Cuaderno italiano (pp. 47, 51, 56 y 86-87) incluyen dibujos de figuras concretas que luego sirvieron de inspiración a Goya para resolver ciertos personajes de las pinturas murales de la Iglesia de la Cartuja de Aula Dei.