El niño del carnero

El tapiz estaría situado en el lado oeste de la estancia, flanqueando el de Las floreras y formando pendant con Niños con perros de presa.

Un niño de unos diez años, vestido elegantemente y claramente perteneciente a una familia acomodada, monta sobre un carnero mientras blande una rama a modo de fusta y avanza hacia el espectador. El escorzo y el punto de vista bajo, pensado para ver la obra de abajo hacia arriba, monumentalizan las figuras. Al fondo, un paisaje luminoso recuerda el que Goya utilizará reiteradamente como escenario de varios retratos, como el de La marquesa de Pontejos.

Algunos autores consideran este cartón, del que no se conoce ningún boceto, la representación anecdótica de un niño jugando. Destaca la habilidad que tenía Goya para retratar a los niños, captando su viveza y el candor de su mirada, así como la ternura de su edad. No es el primer caso en que Goya pinta niños, de modo que no extraña esa destreza.

Tomlinson relaciona este cartón con la primavera debido a la presencia del carnero, identificado con el símbolo del zodíaco Aries, el primero de la primavera. Igualmente encuentra una clara conexión entre este niño bien vestido, que recuerda a Manuel Osorio, y la baja nobleza representada en otros cartones para esta misma estancia. Cree que la combinación de representar la edad infantil con esa peculiar montura responde a la tradición zodiacal de las estaciones y a la de las edades del hombre.