Un caballero español mata un toro después de haber perdido el caballo

Véase Modo como los antiguos españoles cazaban los toros a caballo en el campo.

Esta estampa inicia un subgrupo, compuesto por cuatro estampas, dedicado al origen y carácter caballeresco del toreo a caballo (nº 9-11 y 13). En ella se representa de manera un tanto burlesca a un caballero vestido de forma inapropiada para la lidia, según el Conde de la Viñaza con turbante adornado de plumas, chaquetilla corta, sobre la que se ciñe faja, pantalón estrecho y bota estrafalaria, con grandes espuelas, el cual se ha apeado del caballo y con una pose algo forzada clava la espada en la cerviz del toro, que ha doblado sus patas, en una suerte denominada “empeño a pie”. En segundo plano, tras el toro, se encuentra el caballo, malherido y sin posibilidad de levantarse, que parece observar la escena. El fondo es neutro y sin referencias espaciales, trabajado únicamente con la aguatinta, que crea una zona de luz que enmarca y resalta las figuras.

Lafuente Ferrari comenta la estampa en relación con el dibujo preparatorio de la misma, titulado también Un caballero español mata un toro después de haber perdido el caballo, en el que el caballo está muerto y apenas se ve tras su jinete. Además, compara la figura del caballero con El bufón Don Juan de Austria, retrato de Velázquez copiado por el propio Goya en estampa.

Gassier compara la figura del caballero con otra que aparece a lo largo de la serie en diferentes grabados y así mismo en diferentes dibujos de varios cuadernos, como Este fue un cojo que tenía señoría (C.5) o Vencedor sin testigos (F.13), entre otros.

Martínez-Novillo la relaciona con las estampas Un caballero español en plaza quebrando rejoncillos sin auxilio de los chulos y un Un caballero en plaza quebrando un rejoncillo con ayuda de un chulo (Tauromaquia A), aunque a su juicio estas representen escenas coetáneas de Goya y no “históricas”, aspecto sobre el que no hay consenso entre los especialistas.